Budapest, 17 de enero de 2014 – Como en toda gran competición, en un europeo hay patinadores que optan a medalla, que buscan mejorar posiciones o que, simplemente, van a tomar experiencia y ese era el objetivo de Veronika Grigoreva y Aritz Maestu en Budapest 2014. Pasara lo que pasara, ellos ya habían hecho historia al convertirse en la primera pareja de nuestro país en clasificarse para esta competición.

Lo cierto es que la responsabilidad de querer hacerlo bien les ha pasado factura y se han visto sobrepasados por las circunstancias. Han terminado vigésimos, es de decir los últimos, en el corto de parejas y, por tanto, no se han clasificado para la final, que dado su nivel, todavía no era el objetivo.

No comenzaban mal, con un doble split twist nivel 1, ligeramente penalizado (-0.30) por la recogida y con un limpio doble salchow en paralelo (GOE 0). Decidían no ir a por el triple como salto individual, pero sí como lanzado, donde Veronika cerraba las tres vueltas pero lo aterrizaba sobre dos pies y sobregirado (GOE -1.50). En la elevación del grupo cinco tuvieron un fallo en la variación a estrella, teniendo que bajar antes de lo previsto y relegando el elemento a nivel B (GOE -1.50). No del todo precisa (GOE -0.40), pero sí muy complicada fue la secuencia de pasos, que fue considerada como nivel 4. Todo lo contrario le pasó a la espiral de la muerte, a la que el especialista técnico catalogó como nivel B (GOE -1.10). Cerraron con la pirueta en pareja nivel 4 (GOE -0.26) en la que tuvieron algo algún problema para centrar el giro.

Un par de niveles básicos y penalizaciones en seis de los siete elementos hicieron que la nota de técnica fuera muy baja, 18.74 puntos. Por su parte, la de componentes era de 16.23 puntos, con el 3.96 de transiciones como la valoración más baja y, el 4.25 de habilidades de patinaje, como la más alta. Su nota global para el programa corto fue muy discreta: 34.97 puntos.

En zona mixta, nos comentaban que la responsabilidad de la competición y de querer hacerlo muy bien les había pesado y que, lamentablemente, no habían podido patinar como les hubiera gustado. Veronika nos decía que estaba especialmente disgustada por lo sucedido en el elevado, pues nunca lo fallaban. Sobre su futuro, nos contestaban que, más que una competición concreta, su devenir más inmediato era seguir entrenando de la mano de Dorota y Mariusz Siudek.

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