Javier Raya completa un debut olímpico bastante dulce

A pesar de quedarse a las puertas de la final, dejó una sensación muy positiva

 

 Sochi, 13 de febrero de 2014 – “Qué pena, de no haber hecho doble en el flip, me hubiera metido en la final de cabeza”. Con estas palabras resumía esta tarde Javier Raya sus sensaciones tras su debut olímpico en el programa corto masculino de Sochi 2014, donde ha finalizado en el puesto vigesimoquinto con 59.67 puntos.

 

Con la partitura de “Los Miserables”, comenzaba con el triple axel, en que se sobregiraba y apoyaba las manos sobre hielo, generando una penalización -2.43, pero se recuperaba perfectamente con una gran combinación triple + triple toe (GOE +0.30) y una magistral pirueta saltada a baja nivel 4 (GOE +0.43). El error más importante venía en el triple flip precedido de pasos donde, apresuraba el ritmo de entrada y lo dejaba en un doble. Al margen de que percibía menos puntos, los jueces lo valoraban con -3 en ejecución, pues no está permitido hacer un doble. Continuaba con una trabajada pirueta ángel cambiada nivel 3 (GOE +0.14) y, con la serie de pasos, en la que perdía un nivel (de tres a dos con GOE de +0.43). Finalizaba con la pirueta baja cambiada nivel 4 (GOE +0.36).

 

A pesar de que técnicamente no estuvo limpio (28.91 puntos), lo cierto es que el programa funcionó estupendamente a nivel de componentes (30.85 puntos), hecho por el que el propio Raya se alegraba más tarde. Y es que obtuvo del 5.96 en transiciones al 6.32 en interpretación, que son unas marcas muy respetables.

 

Al terminar su programa, se quedaba al borde del pase a la final que, a la postre, no consiguió, pero mostró una gran progresión y unas sensaciones muy buenas.

 

Javier patinó arropado por gran parte de su familia, sus padres, Rosa y Alberto, su hermano, Alberto, su prima y, como él los llama, su familia canadiense. Y es que, Calgary llegó la que fuera primera entrenadora de Raya en Madrid, Jocelyn Flanagan que, un día le prometió que si llegaba a unos juegos, allí estaría. Y así fue y, además vestida de rojo y amarillo, de los pies a la cabeza. Jocelyn, en un castellano más que bueno recordaba a Javier, como aquel "niño tan guapo" que, cuando sonaba la música, patinaba y, cuando cesaba, se caía. "Desde entonces sigo su evolución y viene a Canadá todos los años", afirmaba emocionada.

 

No fue un debut perfecto, pero fue un debut bastante dulce. 

14/02/2014
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